Depresión y ansiedad en tiempos de cuarentena


Todos hablan de cuando nos volvamos a juntar, de cuando todo esto pase, de volver a la “normalidad”, y de verdad… ¿Todavía son tan ingenuos esperando esas cosas?

Empecemos con que nada volverá a ser igual, ni las familias, ni las amistades, ni los trabajos, ni las relaciones, ni la misma vida en sí.

Y ahora, hablando a partir de mi propia experiencia…

Tanto tiempo he trabajo en combatir el miedo, en dejar de estar aislada del resto, en no dejarme encerrar de mis pensamientos y tener esperanzas en vivir, y ahora, me infunden miedo, me obligan a estar encerrada, en donde mis pensamientos salen más a flote y se llevan cada fragmento de mis esperanzas.

Sí, que ya sé que todo es por nuestro propio bien, que nos toca aceptarlo, que no es un juego, que de verdad se está muriendo gente, que hay que ser conscientes, y que las personas que se quejan por estar encerradas solo son unos egoístas e ignorantes.

Y por esas razones, ya me he callado la boca muchas veces, he vuelto a tragarme todo lo que siento solo porque una vez toda una sociedad me dice que sentirme como me siento es una estupidez. Y me minimizo yo misma, y no se lo comento a nadie porque me da vergüenza, porque me hacen sentir que lo que siento es una bobada, que no importa, que está mal sentirme así; dejándome para después una vez más.

¿Saben algo? Me alegro mucho por los que no han pasado por esta desesperación, y los envidio eternamente, porque... ¿Adivinen?, YO NO QUIERO SENTIRME ASÍ. Pero a veces se vuelve muy complicado lidiar y controlar esos demonios. Y me estoy aislando de la persona con la que más me ha costado reconciliarme, de mi misma.

Esto solo lo escribo para desahogarme. Porque mi corazón y mi cabeza ya están cargados de muchas cosas y si me quieren decir que soy una estúpida por quejarme por esto, y que estoy ignorando toda una realidad, pues adelante, discúlpenme por solo sentirme que a veces no puedo.

Como muchas personas, tenía muchas ilusiones para este año, para mí era el año de la esperanza, vaya esperanza, porque ya había pasado muy mal el año pasado y este año iba a ser de grandes cambios en mi vida. (Antes de que me digan “ay pues ten esos cambios desde tu casa” pues no, todos mis planes eran fuera de ella porque precisamente la idea era cambiar el distanciamiento que estaba teniendo)

Me entristece no ver a mis amigos, esos seres de verdad que me ayudan mucho a relajarme un poquito, a reírme y a olvidarme por un rato de las cosas negativas que suceden a mi alrededor, me dan la energía para seguirla y me llenan de amor y felicidad. Que me apoyan en mis ideas locas, e incluyen sus locuras. Que no me dejan estar triste con ellos, porque se inventan cualquier cosa para que me pase riendo.

¿Saben? En últimas yo no estoy hablando de que extraño salir a fiestas o a tomar por ahí o algo por el estilo, no, extraño momentos de felicidad, un abrazo, la risa ingenua, el tacto, una conversación frente a frente, todo eso que ahora nos da miedo hacer.

Y especialmente extraño a una persona que en mitad de todo esto, trata de seguir dándome motivos y esperanza, que a pesar de que también tiene sus tormentas con que lidiar, trata de ayudarme a mí también, y que no se imagina todo lo que hace solo cuando me manda un mensaje bonito, que la mayoría de veces no se ni cómo responder porque lo que me hace sentir es simplemente indescriptible, que cada día veo más lejos poder darle un abrazo y sentir que todo estará bien, porque no sé qué pasa con esa persona, pero nada más tenerla cerquita me trasmite mucha paz y tranquilidad, tanto que yo, una persona que sufre de insomnio y ansiedad, puede llegar a dormirse tan rápido solo porque está ahí, y en estos momentos, donde más abrumada me siento, daría lo que sea por estar un segundo ahí, y poder sentirme tranquila y creer que sí puedo estar bien. Porque así me hace sentir. Que sí puedo y que lo lograré. Pero me hace falta sentirlo y el hecho que ahora no podemos, me da muy duro (y no de la manera que quisiera que lo haga)

Hasta tenía planes con mi familia, donde iba  poder pasar mucho tiempo con mis sobrinos, y para los que no saben, mis sobrinos son mi promesa de vida y toda mi esperanza en ser alguien que ellos admiren. Y saber que ahora lo mejor es no verlos, no visitarlos, no abrazarlos ni besarlos, hace que también me destruya. Es que me alejaron de todo lo terrenal que me da vida.

Llegué a estar tan cargada por todo esto que, un video me hizo llorar, un like me hizo explotar de la rabia (más bien de los celos pero yo misma sabía que no había razones para desconfiar y aun así estaba haciéndolo) un pollo seco en el almuerzo me quitó las ganas de comer, y un dolor premestrual me dio mal genio al punto que no quería hablar con nadie, y mi solución era: listo voy a dormir, y mi mismo fastidio por todo lo que me estaba llenando no me dejó ni descansar.

Ya sé ya sé, ya sé que ya mencioné un dolor pre-menstrual y eso quiere decir que estoy hormonal y desde luego que estoy más sensible. Pero eso no quita todo lo que siento, solo me hace llorar como lo estoy haciendo, cuando se me pase el período, no quiere decir que todos esos pensamientos se irán, solo los podré controlar más. Pero ya me cansé de callarlos.

¿Volveremos a estar juntos? Esa frase me da dolor de cabeza responderla, porque mi único pensamiento es ... ajá y ¿Cuando? Y que me digan «pronto» ya no es una respuesta que me calme. Porque no hay nada que más quiera, que volver a estar con los míos, y poco a poco voy perdiendo la esperanza de que sea «pronto», porque ya no aguanto más y como que esperar y esperar nunca se me ha dado en realidad.

Quizá hay un tema que ni toqué. Y es la razón por la cual estar en mi casa se convierte en un caos y por lo cual siento la necesidad de cambiar de ambiente y salir a despejarme y relajarme como una solución a lo que me sucede. Pero para este punto, si no se lo han imaginado, no entendieron que a veces el problema está es adentro.

Ahora, quizá estén pensando en “ay pobrecita está sufriendo desde la comodidad de su casa sabiendo qué hay personas que ni la cuarentena pueden hacer” y no sé qué me da más tristeza, que la dichosa humanidad de la que tanto hablan solo la puedan sentir con un grupo de personas, como los que están luchando allá afuera, o los que no tienen ni para un Mercado, con ellos si es bien sentir empatía, pero para las personas que se están “quejando” en sus casas ahí si no existe humanidad ni empatía que las defienda. Se van a ir pa’ atrás cuando se vuelvan a acordar que existen muchísimos famosos que desde “la comodidad” de sus absurdas casas, con cuentas de bancos llenas de millones y millones, teniendo “todo” lo que pueden tener, aun, muchos de ellos se han quitado la vida porque simplemente algo por dentro no los dejaba estar bien ni ser realmente felices, aun, con “todo” lo que tenían.

Porque vuelvo a repetir, a veces las cosas más importantes no son cosas; son personas, son gestos, son una compañía, son una risa, son un apoyo, un abrazo, un momento, un aliento para vivir...

Y si el coronavirus mata, y eso es una realidad; pues déjenme decirles que la depresión también mata, y aunque todavía muchas personas no lo quieran aceptar, esa también es una realidad.

Yo también sufro por los que están allá afuera, yo también me siento mal por los que no pueden comer, miren yo soy la persona que más se pone en el lugar de las otras personas y siente dolor, tanto, que yo misma me sentía boba por sentirme así sabiendo que “hay peores casos” que el mío. Y eso está mal. Porque yo también soy un ser humano, y también merezco empatía y humanidad. Y sé qué como yo, hay muchos más, y si de casualidad eres tú, y llegaste hasta acá, déjame decirte que no estás solo! Que no eres menos por sentirte así! Que esto es normal! Y no tiene que ser visto y señalado como si estuviéramos haciendo lo peor sólo por sentirnos oprimidos por esta situación! Lo más importante es no dejarse consumir por esto, y poder hablarlo, porque los que pasamos por esto sabemos el mal que nos hacemos si solo no callamos y nos tragamos todos estos sentimientos.

Así que, si tú eres de este grupo de personas, pues siéntete libre en también expresar cómo te sientes, porque también tienes el derecho de hacerlo, porque necesitas sacar todo eso que no te está dejando ver la luz, y no puedes volver a caer en ese infierno solo porque una vez más te da miedo hacerlo. Solo hazlo, gústele a quien le guste, lo que sientes también es importante. Y es aún más importante que hagas lo necesario para estar mejor.

Para mí, escribir es mi mejor forma de hacerlo. O por lo menos la que puedo hacer desde mi casa. Pero igual me libera y me sana. Y esto es lo que es este escrito, muchas palabras juntas que quieren contar cómo me estoy sintiendo para desahogarme y poder seguir luchando y no morir en el intento.

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