El amor como medicina de vida

Escrito el 6 de enero de 2019


“El amor es tan lindo cuando no es egoísta, cuando es libre y te deja ser. Porque así tú siempre vas a preferir estar en ese lugar donde no te encierran en una jaula, y ni te cortan las alas”

Un día me desperté feliz, reflexiva, apreciando y recordando todas las personas que han pasado por mi vida. Todos en general, porque amar no solo significa estar con esa persona que se supone ser tu complemento, amor va a más allá de eso, amar es cuando te pones feliz porque tus amigos lograron algo que querían con todo su corazón, amar es cuando estás con ellos a su lado al entrar en una crisis, escucharlos, apoyarlos, hacerlos ver qué hay que seguir, y levantarlos. Amar es ver a tu familia compartiendo una comida y recordando lo que han hecho en medio de chistes y risas.

Amar es algo tan lindo, que no puede ser egoísta.

Amar no debiera ser eso que creemos que nos hace vulnerables porque nos puede lastimar. Se los digo yo... una persona que se cerró completamente al amor, lo odió y lo detestó luego de que me rompieron el corazón. y más tarde me quemaran todos los pedazos sobrantes de él. Viví los años más vacíos de mi vida, construí bloques gigantes para que nadie los pasara, me negaba a que me volvieran a hacer sentir así... no quería volver a amar, me cerré tanto, que hasta dejé de disfrutar, dejé de sentir, estaba rota y nada me llenaba, y empecé a perder hasta mi amor propio, o más bien lo poco que tenía de eso, porque no me sentía digna de nada. Estaba destruida. Pero nadie lo podía saber, así que me ahogaba yo sola, trataba de ayudar a todos a mi alrededor, pero nadie se enteraba lo quebrada que yo estaba. Me perdí. Me desconocí. Ya no tenía sentido mi vida. Quebré y me desconecté.

Gracias a Dios, busqué ayuda profesional, saque fuerzas de donde no había y trate de hacer algo por mí misma, igual ya nada podía ser peor. Entre ese tiempo determinante para mi vida, apareció mi ángel, una persona que me lleno la vida y me entendía, no me dejaba decirle que no, porque sabía que muchas veces mis excusas no eran más que querer alejarla cuando entraba en crisis. Nunca me abandonó, me ayudó a pararme y caminar de nuevo. También conocí a una nueva persona con la que podía volver a intentarlo. Intentar volver a sentir y a darme esa oportunidad de amar. No me conocía. No sabía nada de mí. Ni sabía por todos lo que estaba pasando en ese momento. Así que era perfecto para empezar de cero. Dejando todas mis inseguridades atrás. Empecé a amarme poquito a poquito, porque desde ahí se empieza. Mi psicóloga me decía que primero tenía que arreglarme por dentro para luego arreglar a lo demás, que, si yo misma me dejaba en segundo plano, nadie me iba a poner en primero. Así que eso empecé a hacer. Ponerme de primera, solucionar todos esos problemas que solo dejaba para después, empecé a arreglar y a organizar mi vida.

Empecé a abrirme otra vez, no fue fácil, pero empecé a conectar conmigo, a buscar lo que me hacía feliz, a ser feliz con lo poquito, y apreciarlo demasiado, entender que la vida es muy corta y no hay que dejar para después lo que realmente quieres en la vida. Empecé con acciones pequeñas que me hacían muy feliz, apreciaba esos momentos, porque solo los que hemos pasado por infiernos y tenemos tantos demonios dentro, sabemos lo valioso que son los buenos días.

Entonces empecé a amar otra vez, amar a mi familia, como en todas hay miles de problemas, pero al final familia es familia, y estoy agradecida por la que tengo, así a veces sienta que no encaje mucho, pero la amo y me aman y sé que siempre estarán ahí para mí, apoyándome en todo, porque su amor es tan grande que siempre van a querer lo mejor para mí, y así mismo yo para ellos. Amar a mis amigos, quizá ya no haya muchos, pero los poquitos que se han acercado a mi saben que siempre que pueda estaré dispuesta a ayudarlos a ser mejor persona, a no dejarlos caer, escucharlos y darles el apoyo, no importa el tiempo, si son verdaderos, siempre estaré para ellos.

Y en cuanto a los hombres... ya dejé de poner tantas trabas, tantas barreras, de buscarles miles de errores y defectos, de rechazar porque se equivocaron una vez, hay que saber cuándo dar la oportunidad. HAY QUE DEJAR SERRRR. Las cosas a veces no serán como yo quiero que sean, pero mientras yo sea yo, me dejen ser lo que soy, me hagan feliz, y no se rindan a la primera, ahí me quedaré, y también lo dejaré ser, y también querré hacerlo feliz y tampoco me rendiré y lo ayudaré a creer y a cumplir sus metas al igual que las mías. No tiene que pagar los platos rotos que los otros han dejado, hay que entender que cada persona es diferente, y por más que esté precavida, no puedo vivir ni amar bien si está el miedo. Y el miedo es lo que más nos detiene a hacer lo que queremos.

No le teman a amar. Amar es realmente una medicina, y no un veneno. Si una persona no te sabe amar, pues vete de ahí. Pero no dejes de amar nunca, porque amar conlleva a la felicidad, amar es de las cosas más lindas qué hay y de las mejores que nos hace sentir. No le digas no al amor, pero primero siempre empieza por el tuyo, créeme, es el más importante, porque es el que te llena y te hace completa, es el que te hace sentir que mereces más y no te conformarás con menos, no dejarás tu esencia y entenderás porqué digo que

“El amor es tan lindo cuando no es egoísta, cuando es libre y te deja ser. Porque así tú siempre vas a preferir estar en ese lugar donde no te encierran en una jaula, y ni te cortan las alas”

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Me pido perdón

¿Sabes algo? No es Justo

No pertenezco aquí